Para observar a través de piedras y vegetales
Corporación Cultural Las Condes, Chile.
2016



Investigación sobre el reino mineral y vegetal como una misma cosa. La recolección y observación como metodología. Estudiar los mismos objetos con distintas técnicas, es ampliar la noción sobre lo visto y difuminar los límites entre lo posible vivo y muerto.



“Perímetros”

      “Nosotros somos –por lo que sabemos– lo único en el Universo que tiene conciencia de sí mismo” nos dice el poeta Mark Strand en sus meditaciones sobre la tarea del artista de hacerse testigo de la existencia. “Incluso podríamos ser la forma que asume la conciencia del Universo. Es posible que hayamos surgido para que el Universo pueda verse a sí mismo… Es un accidente tan excepcional y afortunado que hayamos nacido, que estamos casi obligados a prestar atención.” Susan Sontag articuló la misma idea al final de su prolífica y valiosa existencia: “Ser un ser humano moral es prestar –sentirse obligado a prestar cierta forma de atención.” [1]     

    Al leer recién estas palabras no pude evitar asociarlas al trabajo que Sofía Nercasseau presenta en esta exposición. Lo suyo es la naturaleza, construye su obra a partir de elementos que recoge del natural, pero no a la manera del naturalista decimonónico que recolectaba especies desconocidas para analizarlas e inscribirlas en el plano del conocimiento acumulativo, sino desde la intuición de que sus sencillos descubrimientos pueden explicar la complejidad de nuestro entorno, de que las texturas, cavidades y protuberancias de sus objetos aluden a la topografía de extensas geografías, más allá de lo que podemos ver en el horizonte, más allá aún de lo que podemos suponer más allá de éste. De que, en fin, los bordes irregulares de estos objetos resumen los perímetros del Universo.     

    A través de las hojas y las piedras que elije y de las simples intervenciones a las que las somete, Sofía Nercasseau nos deja entender que la imperfección a nuestra percepción sensible es la pauta, en tanto la aspiración perfeccionista de nuestra mente no es más que un error inveterado. El proceso que sigue de retirar hojas de los árboles para luego restituírselas a través de una imagen constituye un ritual de reverencia a la vez que ilumina el sentido de la vida, pues nos descubre ese espiral que siempre retorna pero no vuelve a tocar, que regresa sin repetirse para que la vida continúe en el desplazamiento de su curva interminable. Las imágenes de las piedras son también efectos de luz, siluetas ingrávidas, espejismos táctiles para que la vista las suponga donde ya no están. 
   
    En los trabajos de Sofía Nercasseau, la fotografía consuma la ilusión al tiempo que nos ofrece la evidencia de que nada conocemos, si bien podemos tratar. Su opción bidimensional aporta un reglamento sencillo para intentar aprehender el volumen desde nuestra imposibilidad de tocarlo, permitiéndonos incluso percibir la ausencia de una piedra por medio de su sombra en fuga. Como contrapunto a esta opacidad, hay fotografías de hojas en las que ellas mismas son los negativos a través de los cuales la luz imprime la ilusión de su existencia.     

    Las recolecciones de Sofía Nercasseau surgen de un estado de alerta congénito a su vocación artística, de la atención dedicada que presta a todo lo nimio que pasa delante suyo como una oportunidad de entender lo inconmensurable. Como un aprendiz devenido en demiurgo, nos cuenta que lo que vemos no es necesariamente lo que existe, puesto que en todo vemos lo que creemos ver, y unas pocas veces lo que queremos ver, pero nunca lo que podemos ver, lo cual entendido así pareciera que finalmente no existe. De este modo, a partir de simples ejercicios con partículas periféricas, la artista nos permite acceder a hechos esenciales del Universo y, a su vez, le permite a éste verse a sí mismo a través nuestro. Sofía Nercasseau nos involucra en la conciencia del Universo cuando deja que el rigor de su trabajo surja desde la espontaneidad: como en las breves pinceladas con las que exalta a la vez que disimula la fisonomía de una piedra.

Mario Fonseca.     

[1] Párrafo extraído de Brain Pickings del 5 de junio de 2016, Maria Popova editora